La política campanense sigue siendo testigo de la novela que se inició hace varios años y al día de hoy no ha encontrado solución. Más allá de las distintas versiones y argumentos, veo con preocupación que las diferencias políticas de los distintos espacios que conforman el ejecutivo y el legislativo municipal no se puedan poner de acuerdo en un tema que para los vecinos es muy importante en términos simbólicos.

Nuestro glorioso Club Villa Dálmine, por su historia y su presente, por la pasión que genera en los campanenses y por todo lo que contribuye desde el deporte a su sociedad, merece tener definitivamente y para siempre el Estadio en sus manos.

Me parece que es momento de que todos los actores políticos se pongan de una vez por todas a trabajar mancomunadamente y de manera desinteresada para que Villa Dalmine tenga en su propiedad de manera definitiva el estadio. Tienen que entender los dirigentes municipales, ya sean ejecutivos o legislativos, que esta cuestión es muy importante para los vecinos y que deben dejar sus diferencias de lado para poder llegar a un acuerdo que beneficie al “Violeta”. Pero este acuerdo tiene que darse ahora, no podemos esperar más. Porque el tiempo pasa, las discusiones continúan, pero el club sigue sin tener la propiedad del estadio en su poder.

Por otro lado, y remontándome a la cuestión del canje, permítanme agregar un tema que no se ha tenido en cuenta en todos los debates. El Puerto de Frutos, el cual fue objeto de la negociación, supo ser el lugar donde los isleños podían traer toda su producción, por ello su nombre, y a partir de ahí comercializarla. Me parece que tiene que ser parte del acuerdo también, el que los isleños puedan obtener algún beneficio en la negociación, como la creación de algún otro espacio costero para poder desarrollar sus actividades y/o el material náutico para que quienes están viviendo en una zona de complejo acceso, puedan facilitar el ingreso de personas y productos y el egreso de los mismos.

En definitiva, espero que quienes tienen el poder de decisión estén de una vez por todas a la altura de las circunstancias, a la altura de lo que el Club Villa Dalmine significa para los campanenses, y definan la cuestión de manera consensuada pensando en el beneficio de la institución “Violeta”, y no en beneficios personales o partidarios. Pero también les pido, tengan en consideración a un sector de nuestra sociedad que históricamente ha estado marginado, que es el isleño. 

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