Política
Alejo Sarna, Lic. en Relaciones Internacional

Ciudadanía y dirigentes
Es notorio y evidente el abismo que existe entre los dirigentes políticos y los ciudadanos, sobre todo en niveles institucionales como los municipales en donde quienes dirigen las comunas son los funcionaros ejecutivos más cercanos al territorio y quienes deben tener un acercamiento físico hacia la gente. En niveles superiores como el provincial o el nacional, es lógico que los funcionarios de cabecera puedan tener vínculos con la población por medio de intermediarios, ya sean funcionarios de menor rango o funcionarios de otros niveles institucionales como es el caso de los Intendentes.

Por otro lado, con respecto a quienes ejercen cargos legislativos sucede algo parecido. En los municipios, los concejales deben cumplir un doble rol; el de legislar sobre cuestiones relativas la burocracia municipal y también hacer de intermediario entre la población y sus demandas, y el ejecutivo y las soluciones a esas demandas.

Pero la distancia que ha tomado la dirigencia de la ciudadanía ha generado que crezcan las demandas insatisfechas. Al crecer esta problemática, se profundiza la ruptura de un vínculo que es vital para el desarrollo democrático de una sociedad y el progreso de la misma, lo cual hace que entremos en un espiral conflictivo en donde las necesidades de la comunidad no solo no son solucionadas sino que ni siquiera son escuchadas.

Es por esto que en reiteradas oportunidades vemos debates entre políticos que son únicamente trascendentales en la superestructura pero que a la mayoría de la población le es indiferente cuando existen problemáticas que requieren una atención rápida y eficaz y que ni siquiera son tenidas en cuenta.

La ruptura del vínculo ciudadanía-dirigentes es también producto de la concentración de poder; muchas veces sucede que quienes detentan el poder de la toma de decisiones y la adjudicación de soluciones son reacios a generar estructuras intermediarias para la atención inmediata de los problemas de la gente. Por ejemplo en el municipio de Morón se crearon las Unidades de Gestión Comunitaria cuyo rol era justamente el de acercar el municipio a la gente y no que la gente tenga que acercarse al municipio. Porque los problemas de la comunidad no pueden esperar, sobre todo en áreas tan sensibles como en la salud y la seguridad. Y esto también le cabe al cuerpo deliberativo. Vemos que en las sesiones del Honorable Concejo Deliberante la participación de la comunidad es muy pequeña. Yo considero que no debemos exigirle a la gente que se acerque al salón blanco para ver que se discute sobre la ciudad y como lo hacen los ediles, yo creo que debe ser el cuerpo deliberativo el que se acerque a la gente, dejando por algún momento sus cómodas sillas y sesionando alternadamente en distintas parte del territorio de Campana como puede ser en sociedades de fomentos.

En fin, soy un ferviente defensor de las políticas de descentralización y promoción de instituciones políticas intermediarias que sean capaces de resolver de manera inmediata las dificultades a las que se enfrentan los ciudadanos y ciudadanas todos los día porque al final, quienes decidimos volcarnos a la política con esa firme convicción y vocación de ayudar al prójimo, si no somos capaces de hacer que nuestra comunidad viva mejor, hemos fracasado.
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