Política
Alejo Sarna. Lic. En Política Internacional.

Cuando la Pasión supera al Capital
En 1954 se instala en nuestra ciudad y abre sus puertas la empresa Dálmine SAFTA, la cual fue creciendo y al calor de estos avances fue ganando fuerza la idea de crear un club para que los trabajadores pudieran expresarse en algún deporte, que terminó siendo el fútbol, el más popular. El 20 de noviembre de 1957 se creó el Club Villa Dálmine con camiseta violeta por decisión de sus fundadores.

Más allá de los logros deportivos que hicieron de Villa Dálmine una institución con jerarquía nacional, es sumamente interesante ver el fenómeno que causó la institución en su comunidad. Lo que comenzó como un apéndice deportivo de la empresa Dálmine SAFTA, fue con paso de los tiempos tomando autonomía propia en su ciudad. El Club Villa Dálmine, a medida que fue ganándose un lugar cada vez más importante en Campana, se fue transformando en un problema para la empresa que solo buscó de la institución crear un espacio deportivo y recreativo para sus trabajadores.

La historia del club avanzaba, y con ella las hazañas deportivas, y así iba creciendo la pasión de los vecinos de la ciudad hacia la institución. Esta pasión y el sentimiento que generó el color violeta permitieron que Villa Dalmine como institución trascendiera a los intereses de la fábrica y se transformara en una institución con un valor simbólico enorme para la ciudad y su gente.

A raíz de esto fue que desde la misma empresa se llevaron a cabo una serie de maniobras para debilitar al club y que de esta manera la firma pueda recuperar lo que en sus inicios fue una inversión de capital. Hasta 1985, correspondía al Club Villa Dalmine su sede futbolística que es donde hoy se encuentra el estadio, y su sede deportiva y recreativa que es donde hoy funciona el Club Ciudad de Campana.

Una asamblea (manipulada por las autoridades fabriles) decide separar las actividades futbolísticas de las sociales pasando a ser Villa Dalmine una institución exclusivamente dedicada al futbol, mientras que su sede social logró la “independencia” pasándose a llamar Club Siderca. También se le cambió el nombre, de llamarse Club Villa Dalmine, pasó hasta el año 2000 a llamarse Club Atlético Campana.

Pero lejos de debilitarse, el club logró sobrevivir a todas estas maniobras y se sobrepuso gracias al esfuerzo y al trabajo de dirigentes, jugadores, pero principalmente hinchas y simpatizantes que aún, en sus momentos de estancamiento deportivos siguieron acompañando al “Violeta”, y de esta manera se evitó que la empresa absorba al club y a su legado.

Al día de hoy, quienes dirigen la empresa tienen en claro que Villa Dálmine no es como quisieron hacerlo en 1957, un bien de capital de Tenaris, sino que su historia, su gloria, su gente, y la pasión que genera en su ciudad hicieron del Club una institución que supera cualquier capital económico, arraigado en la sociedad campanense. Y ese es el valor más preciado; el sentimiento de la comunidad para con su club, la mayor fortalece que tiene la institución para poder lograr objetivos fundamentales como obtener de manera definitiva las tierras donde está el estadio, poder construir la tribuna que da a la fábrica con el nombre Luis Cesáreo y poder seguir haciendo cada día más grande al “Violeta”.

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