El problema que surgió a partir de la deuda que contrae la empresa Tenaris con la Municipalidad de Campana en el pago de la tasa de seguridad higiene demostró nuevamente que la política es la herramienta elemental del ser humano para resolver sus inherentes problemas de vivir en sociedad, y que fue la no aplicación de la política práctica lo que impidió destrabar esta controversia.

No voy a hacer un análisis sobre las responsabilidades cruzadas que argumentaron ambas partes en “disputa” de porque no se pagó dicha tasa. En esta ocasión quiero hacer foco en cuales fueron los perjuicios que tuvimos los vecinos de Campana ante la falta de resolución de la problemática.

La empresa Tenaris adeudaría 20 millones de pesos de la Tasa de Seguridad e Higiene. Ese dinero no es dinero de un funcionario o de un gobierno, sino es dinero del conjunto de los vecinos y vecinas que también son contribuyentes y que solidariamente cumplen con sus obligaciones en busca del bien común. Si bien parecería que 20 millones de pesos es una suma ínfima en comparación a lo que es el presupuesto total que maneja el municipio, cabe destacar que por ejemplo se podrían haber pavimentado 15 cuadras de hormigón, se podría haber llevado la cloaca para un territorio que pondría comprender por ejemplo el Barrio La Esperanza, La Argentina y parte del Barrio Lubo o una zona de las mismas dimensiones en donde faltara este servicio, o 1200 columnas de alumbrado. Es decir, los vecinos de Campana durante el tiempo en que lleva este “conflicto” nos hemos perdidos de un montón de mejoras, sobre todo en aquellas zonas que requieren una atención urgente en materia de infraestructura como lo son los barrios más alejados del casco céntrico.

En fin, la cuestión es una problemática tripartita en donde la falta de manejo político de la situación por parte de dos de estos actores (Tenaris y Gobierno Municipal) no hizo más que perjudicar a la tercera parte en cuestión que son los vecinos y vecinas de Campana.

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