Al retorno de las vacaciones, después de recolectar en nuestras hermosas grutas del sur almejas, mejillones, pulpitos y ostras, volví no machista ni feminista, sino con ganas de encarar ya el rebrote que viene con ricas comidas.  Y si tu señora no te cocina, hacele un asado, bien a lo macho y cortándole todo bien jugoso en la tablita al lado de la parrilla.

La cocina es arte, creatividad, diseño, invención, amor, no es para nada condición sine qua non para enamorar, pero una mujer que cocina, enamora al hombre y a su panza. Y el tipo que hace un buen asado, no hay duda deslumbra a la mujer.  Unos chinchulines de cordero, unos chori de cerdo, un buen cuadril, unas costillitas o un costillar, un vacío de cancha, todas esta/os delicatessen, enamoran hasta a la princesa Alessandra de Osma, la peruana dueña de Hermes, una especie de bitcoin peruano. Además, ahora que el asado entró a precios cuidados, bajará según lo dijo el tío, de 700 a menos de 400 pesos , poco mas de 2 dólares, la mejor y más barata carne del planeta ¡!! Bajen también entonces las bolsitas de carbón.

Que le cocinará precisamente la vedette a nuestro tío? En tantos tiempos de Masterchefs, en tantos tiempos de cocinar de todo para vender y tratar de subsistir, la cocina es más que una delicia. Melania le cocinaba a Donald? Cristina le cocinaba a Nestor? Le hace la comidita a Máximo mientras éste inventa el impuesto a las grandes fortunas del que por supuesto ellos estarán exentos por estar muuuuyyy lejos del mínimo no imponible?

Biden arrancó comiendo nada más ni nada menos que en la sandwichería de una chica argentina, el nombre del boliche viene justo al pie de este comentario: CALL YOUR MOTHER, algo así como llamá a tu mamá, entonces lo completamos, si tu señora, novia o amante no te cocina, llamá a tu mamá.  Una idea para ir trayendo a la Argentina, o a Campana mismo por qué no, no? Pasada ya la moda de las donas, los bagels, panecillos de trigo de origen polaco que el nuevo presidente norteamericano come untado con mantequitas, tocinos y hasta con fetitas de salmón ahumado, como los que come nuestro gobernador en su despacho de La Plata, pero no en bagels, sino en sanguches, les diría a las jóvenas del territorio bonaerense.

Muero por las pastas de mi señora, la máxima especialidad, papardelles con crema y langostinos, llevo el espumante bien frío.

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