De todo un poco
Marcelo Boscoso

DIOS SE PUSO LA 10

Claro no teníamos nada preparado, teníamos si los miedos de los últimos acontecimientos, decíamos siempre “cuando sea grande”… y decimos  lamentablemente ahora “tan tan joven”.

Iba a publicar una pequeña poesía que escribí, y paradójicamente él con su inigualable zurda nos regaló tantas, tantos cuentos de hadas, relatos bélicos,  epopeyas, historias de ciencia ficción, como la del barrilete cósmico que definitivamente ahora elevará eternamente.

Esa zurda lo convirtió en un Dios, y ese Dios fue su única parte de la religión inventada.

Equivocadamente muchas veces quisimos tomarlo de ejemplo, no tenía que serlo ni darlo, lo logró absolutamente todo por sus únicos medios, lo suyo fue la pelota y todos sabemos que jamás , jamás la manchó.

Decíamos no se cuidaba, se cuidaba el formidable Schumacher cuando salía a esquiar en sus vacaciones después de ganar siete títulos en la Formula 1? Nos cuidamos nosotros cuando subimos a una moto sin casco? Cuando cruzamos la calle a mitad de cuadra esquivando, como Diego, toda senda peatonal? Nos cuidamos cuando comemos lo que comemos?

En este inigualablemente triste año nos quedamos encima sin un pedacito de todos, los futboleros, los hinchas de la selección, los que los queríamos y los que no, a todos nos va a faltar a partir de hoy un pedacito de nuestra argentinidad, de nuestros logros, de nuestras alegrías alcanzadas.

Tuve la suerte de verlo jugar en Boca en el 81, a los 13 años el Pety, mi viejo, me llevó por primera vez a la Bombonera a verlo.  Fue el 1 a 1 contra Independiente con un golazo por arriba de Goyen. El loco Gatti se había mandado una cagada antes e íbamos perdiendo 1 a 0.

Lo ví también en su vuelta, en el 98, cuando lo hizo cartonero al presidente del club, un llamado Mauricio Macri.

Estuve en el Monumental bajo una lluvia torrencial ese sábado en que, dirigiendo a la Selección, con gol agónico de Martín Palermo ante Perú, nos clasificó para el Mundial 2006. Nunca tuvo una buena relación, es sabido, con Grondona, pero Grondona, también amado, otras veces no, le dio la cinta de DT de nuestra Selección Argentina.

Mucho mas chiquito, en 1979, en Japón, en esa inolvidable selección juvenil también dirigida por el flaco Menotti, nos hacía levantar a las 3 de la mañana para ver los partidos. Diego, Ramón Diaz, el Pichi Escudero, Calderón, que equipazo, un fútbol total. Estaba en sexto grado en la Escuela 7, recuerdo no nos dejaron faltar el día de la final ante la entonces URSS, llevé una radito y escuchamos el partido en la escuela. Otra vez campeones del Mundo, el fútbol mundial era nuestro, nos habíamos transformado en un año en la gran potencia del planeta, muchos años después del primer Mundial del 30 en Uruguay y unos antes del de México, con el Doctor Bilardo dirigiendo desde el banco.

En el 86 fue su gran epopeya, y le siguieron mas, y mas, e interminablemente mas, el Barcelona, que decir del Napoli. Los hinchas de Boca tenemos aún un  amor adicional a Diego ,  lo quería Barcelona… lo quería…. También los del Bicho de la Paternal que lo vio nacer, el miércoles por la noche esa tribuna llena de Boyacá y Agustín García, realmente hizo temblar en la emoción. 

Las interminables colas para despedirlo en la Casa Rosada, ese dolor con la alegría del agradecimiento eterno, creo que desde la muerte de Evita no hubo nunca más una despedida igual. Y justamente de qué se trata esta despedida? Dios se puso finalmente la 10, calza la zurda y por si hace falta lleva la mano, es la despedida para los Mundiales que Maradona va a jugar en los estadios del cielo.

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