De todo un poco
Marcelo Boscoso

Volveremos a ser felices?
En estos días que pasaron, y en los que con el frio vendrán, con este confinamiento pudimos hacer otras cosas. Mirar una película tranquilos, temporadas completas de series, levantarnos no tan de madrugada, almorzar y cenar mejor y con más tiempo, hablar entre nosotros, compartir las tareas y los cuadernos de los chicos, jugar entre varios a las cartas o al ludo matic dejando un poco la play, hacer la cama, colgar la ropa y poner la mesa, leer y escribir un poco más, viajar como seres humanos sentados en un tren o un colectivo, contaminar un poco menos el medio ambiente. No es poco, por el contrario, es mucho.

Cuando me preguntan en las conferencias si soy feliz tengo una frase favorita: Trato de buscar todos los días la felicidad, espero no encontrarla nunca. Hace el dinero la felicidad? Definitivamente no, de que sirve tenerlo si uno ya no puede ver un familiar, tomar una cerveza con un amigo, disfrutar una reunión del trabajo que nos gusta hacer, un cumpleaños, un concierto, siquiera una vuelta de manzana.

Que añoranza de la libertad, el tener que estar, y que buena palabra, confinado, esperando quien sabe que, la ayuda de quien sabe quién, el cuidado de que mal no nos aqueje.

En estos días que añoramos cosas que hacíamos, y que tal vez no volvamos a hacer, por un tiempo, por mucho tiempo, o quizá nunca más, valoramos lo que antes no valorábamos.

Pedíamos a veces un poco de silencio, menos ruido en las calles, menos smog, ahora a veces esos silencios por las noches se transforman en zumbidos, hasta nos quedamos a la expectativa de escuchar pasar a alguien hablando y caminando, o de escuchar los motores de un avión, de esos que se quedaban revoloteando nuestras casas cuando las pistas de aterrizaje no daban abasto de tantos movimientos y que hoy, cientos, miles, se apilan en hangares de todo el planeta.

Y el infeliz mundo que de por si ya, con tanta desigualdad, lo era, volverá algún día a ser feliz? Nos enojaremos en un estadio de futbol, lloraremos en una obra de teatro? Iremos a la costa, a Norteamérica, a Milán, a la placita de la esquina a “matear por el mundo”?

Claro que sí, el verano no es solamente el poncho de los pobres, es el poncho de todos nosotros, el fin de las gripes , locales y pandémicas. No se ha detenido ni la rotación ni la traslación de la tierra, tal vez debiéramos cuestionarnos la sobreinformación, debiéramos aprender a leer números y no solamente letras y videítos de watsapp, los que tienen la mala fortuna de tener watsapp, o “teléfonos inteligentes”.

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