Muchas palabras no hacen falta, las imágenes son estremecedoras, tristes, develan la enfermedad que nuestra raza humana ha contraído.
En un primer momento se pensó que la invasión duraría horas, o unos pocos días, estamos en la segunda semana, más de dos millones de evacuados, miles y miles de muertos.
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Ninguna advertencia de políticos u organismos internacionales ha sido al día de hoy oída ni cumplida. Rusia está siendo aislada del mundo económicamente pero a ese tipo pareciera no importarle, es un cubo de hielo.

El cómico, el presidente de Ucrania sigue mandando selfies pareciera hasta riéndose mientras vemos una foto de un hombre en muletas destrozado por una bomba, ancianos y niños escondiéndose en los restos de un puente derribado, imágenes desgarradoras de verdad.

Amenazan con una guerra ampliada, amenazan con bombas nucleares. Quieren oficialmente una tercera guerra mundial mas allá de que desde los comienzos de la llamada guerra fría jamás los hombres dejaron de agredirse? Se dispararon los precios de todos los commodities, si la pobreza en el mundo después del covid se había acrecentado, ¿que puede comenzar a pasar ahora, que porcentaje promedio mundial? Un 20% de pobreza? Un 30%?

Cuánta mezquindad, cuánto terror cuando aquí nos hacemos problemas hasta por nimiedades absolutas. Ni la voz de Macron, ni la de Biden, ni escuchada mucho menos la Iglesia misma, nada, toda esta invasión continúa a un país con la misma cantidad de habitantes que nosotros, que estamos en el fin geográfico del planeta, pero que lloramos tanta pero tanta maldad humana superando cualquier pretensión, diferencia y hasta una razón política.

Que termine pronto esto por favor.