Renata López, la niña del barrio Santa Florentina que recibiera un nuevo corazón en medio de la pandemia, cumplió dos años de su “nueva” vida. Su historia, y la de la cruzada que unió a toda la comunidad, se hace presente una vez más para continuar concientizando sobre la importancia de la donación de órganos.

Sus papás, Jennifer y Leonel, cuando la niña tenía solo tres meses de vida se toparon con un diagnóstico muy desalentador: los médicos encontraron que el tamaño del corazón de la niña era demasiado grande, y generaba un serio riesgo cardíaco y múltiples problemas coronarios.

Renata quedó internada en Terapia Intensiva, siendo derivada al Hospital Italiano. La búsqueda de un donante se convirtió en una carrera contra reloj. Fue dada de alta, pero la necesidad de encontrar un nuevo corazón seguía siendo urgencia, entre sus recaídas y el tratamiento para sostenerla.

Varias campañas solidarias, pero también la carrera virtual por hallar un donante, finalmente tuvo final feliz. Hoy Renata es hiperactiva, con mucho carácter. Pero su historia refleja el milagro de la vida, del amor, y la importancia de donar los órganos para que, niños y niñas como Renata, puedan seguir viviendo.