El polémico final del partido entre Deportivo Madryn y Deportivo Morón, disputado este domingo y que terminó con triunfo 1-0 para el local, derivó en una violenta represión policial que alcanzó de lleno al plantel visitante, entre ellos varios vecinos de Campana como Carlos "Jetín" Pereyra.

Tras el pitazo final, se desataron cruces con golpes de puño entre jugadores, a los que se sumó una intervención policial desmedida. En medio del caos, efectivos de seguridad utilizaron gas pimienta directamente sobre la delegación de Morón. Entre los más afectados estuvieron el ayudante de campo Pereyra, parte del cuerpo técnico de Nicolás Otta, y el mediocampista Matías Ballini, también nacido en Campana.

Varios jugadores, además, terminaron tendidos en el suelo con visibles síntomas del impacto químico.

La situación, por demás polémica, ya venía siendo inaudita por la ausencia obligada del entrenador Walter Otta, quien cumplía una insólita sanción de 30 días impuesta por el Tribunal de Disciplina de la AFA. El entrenador campeón con Villa Dálmine, equipo al que ascendió a la Primera B, tuvo que observar el partido desde la tribuna.

Imágenes posteriores mostraron el grave estado en que quedó la delegación del “Gallo” tras la represión, en un episodio que vuelve a poner en foco el accionar policial y las condiciones de violencia en el fútbol argentino.