A los 79 años, cuando muchos ya dejaron de lado los desafíos físicos, Carlos Tuma vuelve a ponerse un dorsal. El próximo 16 de noviembre será uno de los participantes de la 10K de Axion en Campana. Lo hará como siempre: sin buscar podios, pero decidido a dejar huella. Porque para él, correr nunca tuvo que ver con el tiempo en el reloj, sino con el tiempo vivido.

Carlos llegó a Campana desde Baradero en 1976 y, desde entonces, la ciudad lo vio transformar el asfalto en parte de su historia. Comenzó a correr a los 14 años, casi por casualidad: un día salió a hacer dos kilómetros sin detenerse y descubrió que esa sensación de libertad podía acompañarlo toda la vida. A los 38 sintió la necesidad de retomar la actividad con fuerza. Desde entonces, no paró más. Suma más de 25.000 kilómetros, lo que él calcula —con una sonrisa— como un viaje de ida y vuelta a Europa.

Lo acompaña siempre su mayor hincha: su esposa. Ella lo espera, lo alienta, a veces lo sigue en bicicleta. Él corre, pero juntos avanzan. Participó en las últimas tres ediciones de la 10K de Axion y este año volverá a estar en la línea de largada. No para demostrar nada, sino para demostrarlo todo. Para dejar claro que la edad no detiene a quien tiene un motivo.

“No me propuse ganar carreras —dice—, sino dar el ejemplo de una persona común corriendo, y estimular a que otras personas hicieran lo mismo que yo”, sostiene. Su historia ya trascendió fronteras: fue entrevistado por el canal TN, donde emocionó con su sencillez. No habla de récords ni de marcas personales. Habla de disfrutar, de no rendirse, de emocionarse cada vez que cruza una meta, aunque no haya cinta de llegada ni aplausos.

Este 16 de noviembre, Carlos Tuma no solo correrá una nueva carrera. Escribirá otro capítulo de una vida en movimiento. Porque cuando él corre, todos avanzamos un poco.