En el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de Zárate-Campana continuó el viernes el juicio por el femicidio de María Alejandra Abbondanza. La segunda audiencia estuvo marcada por testimonios presenciales de víctimas y allegados que aportaron detalles sobre el accionar de Agustín Chiminelli y la participación de sus padres antes del crimen.

Las primeras en declarar fueron dos exparejas de Chiminelli, quienes aseguraron haber sufrido abusos y violencia durante la relación, describiendo episodios de control, manipulación y agresiones físicas. Una de ellas relató además el consumo constante de drogas y alcohol por parte del acusado, facilitadas por su madre, y señaló que sus padres lo encubrían, cerraban las puertas para que no pudiera escapar y la culpabilizaban a ella por lo sucedido. “Tenía miedo de contar lo que pasaba”, reconoció conmovida. Su actual esposo también declaró, respaldando su relato.

Los testimonios expusieron un patrón de violencia de género que se repetía en las relaciones previas de Chiminelli, incluyendo conductas de autoflagelación cuando entraba en crisis, siempre con la complicidad de su entorno familiar.

También declaró una vecina del mismo piso donde vivía Alejandra, quien aseguró sentirse observada por Chiminelli en varias ocasiones y recordó que, durante las salidas para pasear a sus mascotas, podía notar su mirada sobre la cuadra de la calle Alberdi.

Completaron la jornada otros testigos, como la mejor amiga de Alejandra, quien aportaron información sobre los vínculos y comportamientos del acusado antes del crimen y la ex pareja de Francisco, padre de la hija de la víctima, recordó la noche de la desaparición de Alejandra.