Nombres que se barajan. Que pueden llegar, que llegaron efectivamente. Nombres que pueden irse, y que se irán. Es lógico en todo mercado de pases del fútbol argentino.

Villa Dálmine no está exento a esta realidad, como el resto de los clubes, ya sin importar las categorías y/o los nombres. Les pasa a River y Boca, a Lugano y hasta Defensores de Villa Ramallo.

Federico Jourdan y Marcelo Estigarribia serían bajas en el plantel que conduce Walter Nicolás Otta, aunque por motivos bien diferenciados.

El primero, con una oferta de Primera División del fútbol de Paraguay (Sol de América), no se hizo presente en los primeros 3 entrenamientos en Campana, y pretende una rescisión unilateral de su vínculo (no podría, necesita la firma del Club). De hecho, no integra la lista de viajeros a Colón, provincia de Entre Ríos, donde el plantel “violeta” realizará la parte más exigente de la pretemporada.

Si no hay acuerdo por su salida (¿económico?), ¿qué hará el jugador? Se podría marchar (ruptura intempestiva del contrato, ¿que hará AFA?) y presionar judicialmente para obtener una habilitación provisoria (podría tarde 2 meses el trámite). Y si no hay salida, el club, ¿lo “cuelga”?

El segundo, relegado en la pelea por el puesto, nunca pudo ganar titularidad y menos continuidad (goles de Ijiel Protti y buen trabajo de desgaste de rivales de Martín Comachi), se marcharía a Honduras (Motagua FC; con sede en la ciudad de Tegucigalpa, capital del país), donde tendría además una diferencia monetaria a su favor. ¿Mucha o poca, como para irse? Diferencia y a su favor.

Dato, el equipo "Azul" se acaba de consagrar campeón, su delantero estrella (Rubilio Castillo) emigró a China. El otro atacante, Javier Estupiñan, finalizó su relación contractual con el club.

Allí ataja Jonathan Enrique Rougier: argentino, entrerriano, y ex jugador de Defensores de Pronunciamiento (2012/2016), compañero en dicho equipo de Estigarribia...