"El peor analfabeto, es el analfabeto político. El no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. El no sabe que el costo de la vida, el precio del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado o del remedio dependen de las decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe el muy imbécil, que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante y el peor de los bandidos que es el político corrupto y el lacayo de las empresas nacionales y multinacionales".

Bertold Brecht

Habrá que agregar a la frase de Brecht que el analfabeto político también ignora y desprecia la historia, la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Aunque deberíamos entender que el ignorante político, suele venir de cuna de ignorantes; criado en cuna de ignorantes, donde solo se escucha hablar de otros ignorantes, con los cuales se negocian aberrantes fortunas a costa de aberrantes genocidios.

Volcar expresiones muy suelto de cuerpo, como: “No tengo idea si fueron nueve mil o treinta mil, si son los que están anotados en un muro o son muchos más”; “La horrible tragedia que fue esa guerra sucia”; “No es que no apoye, los juicios contra los represores, es que no puedo interferir”; “Hebe de Bonafini está desquiciada”; entre otras, no pueden justificarse si no es que salen de un ignorante político que ignora los crímenes de la última dictadura cívico-militar.

Aunque, pensándolo bien, si a esto le sumamos actos del gobierno nacional como la invitación a desfilar en la conmemoración de los 200 años de nuestra Independencia al carapintada Aldo Rico y a los represores que intervinieron en la masacre que denominaron Operativo Independencia; o retirarse como querellante en el caso Saiegh, en el que está involucrado en un crimen de lesa humanidad el ex vicepresidente del Banco Central durante la dictadura Alejandro Reynal; u operar en la justicia para cumplir con lo pactado en la reunión secreta con la representante de los represores para que culminen sus días con prisión domiciliaria; creo que estamos frente a un enemigo mucho más peligroso que, a través de un ignorante político, pretende insertar el desprecio por los procesos de memoria, verdad y justicia, retroceder en las investigaciones sobre los crímenes de lesa humanidad y con un objetivo claro y no declarado por del Gobierno para cambiar el paradigma sobre lo ocurrido en la década del 70, acercándose a la teoría de los dos demonios.

Por eso, el enérgico repudio a las expresiones del presidente Mauricio Macri; y la denuncia a su desinterés en los temas relacionados con la dictadura cívico-militar reflejado en la falta de definición sobre las políticas de memoria, verdad y justicia, y el debilitamiento de áreas para sostenerlas; y el alerta ante la intencionalidad de su discurso que se desprende de la doctrina de la seguridad nacional y los reglamentos militares secretos, en los que la guerra es la imposición del terror sobre la sociedad civil para que no pueda organizarse.

Coincido con las palabras del profesor Mario Oporto: “O Macri es un burro ignorante, o es de una extrema superficialidad, o posee la cultura del proceso cívico-militar. Es probable que sea una combinación de las tres posibilidades”.