Muchos han oído hablar de esta historia, caratulándola como un mito urbano de esos muchos que andan dando vueltas. La “leyenda” indicaba que allá por el año 1991, un adolescente regresó de la escuela, se encerró en su cuarto y juró no salir nunca más de allí, pese a la insistencia de sus padres.

Lo que pocos saben, es que esta historia es cierta, y ocurrió en una vivienda de la calle Capilla del Señor, a pocas cuadras del Hospital San José.

El protagonista de esta historia (que por cuestiones legales mantendremos en el anonimato) tenía 18 años, cuando un día decidió no salir de su habitación. Según allegados a la familia, el muchacho permaneció por casi 20 años sin bañarse ni permitir que nadie entrara en su cuarto.

Según algunas versiones, el joven solo pedía 2 litros de Coca Cola por día, televisión por cable y la revista El Gráfico. Sus padres, durante todo este tiempo, le habrían dejado la comida en la puerta, la cual se mantenía celosamente cerrada con llave por dentro.

Pese a la actitud de suma “pasividad” esgrimida por sus progenitores durante todo este tiempo, últimamente habrían solicitado ayuda tras percibir un deterioro en la piel de su hijo. También señalaron que tendría un comportamiento mucho más violento que de costumbre, y no comía. Por ello, y ante la intervención de autoridades sanitarias locales, la Justicia debió actuar.

Un móvil de la Policía y una ambulancia privada llegaron hasta el lugar, para sacar al muchacho convertido en hombre (de 37 años) y trasladarlo al Hospital local. Las condiciones del cuarto eran indescriptibles, según relataron algunos testigos a CN. Incluso habría una gran cantidad de botellas de gaseosa en su interior.

El sujeto fue sometido a distintos estudios para comprobar su estado de salud, además de recibir un importante aseo, ya que en todo este tiempo nunca se cortó ni el pelo ni las uñas.