Sociedad
Lorena Sanchez

De Permisos y Culpas
 Los orígenes de la tradición del carnaval son algo confusos. Sin entrar en religión, mística o historia, se dice que en los carnavales reina la fiesta, el descontrol, los excesos y la permisividad que preceden al tiempo de penitencia cristiana.
Antiguamente en estos festejos lo que se hacia era ridiculizar y exagerar los rasgos del clero, los gobernantes y la aristocracia mediante danzas, banquetes y el uso de máscaras.

Si pensamos un poco todo tenemos dentro un sambodromo, una escala directa a Río de Janeiro en donde danzan los permisos, las permisividades y los permitidos. La empresa que regula estos corsos se llama culpa, ya que siendo sinceros muy rara vez nos auto permitimos algo sin sentir un poco de culpa. Somos duros, rígidos y ortodoxos con nosotros mismos, en cambio con los demás, inmediatamente identificamos la ridiculez, escrachamos, censuramos, comentamos y parodiamos sin ningún sentido de la alteridad, empatía o compasión.

La parodia utiliza la imitación para mostrar las deficiencias, pero no es lo mismo reírse de un rico, un poderoso, un pobre o un desvalido.... Acaso no somos todos iguales? Que pasa con la igualdad? Ese derecho natural... Será que otra vez y como siempre reina el poder?, ese dispositivo que crea tramas y que al final siempre diferencia.

Cuál es el límite entre la burla y un ataque a la integridad de alguien? Cuál es la fina línea entre chiste, burla y provocación?

Que la provocación sea con uno mismo, que con ironía y ridiculez puedas mostrarte cómo sos siendo vos mismo, descartando la pose y la estética selfistica, que con tus deficiencias y todo hagas un carnaval, la máscara es solo superficial, la fiesta verdadera está en armonía con los defectos, con lo ridículo de cada uno y por supuesto con el sentido del humor.

El humor como dice Hesse es el logro más auténtico y genial de la humanidad, el humor llega donde la racionalidad no, pero paradojicamente para ser irónico hay que saber y el saber es poder.


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