Economía
Consejo Profesional de Ciencias Económicas.

Los cambios en el mercado petrolero mundial
Los avatares del siglo XX e inicios del siguiente, están marcados a fuego por el petróleo. Una ver-dadera caja de Pandora de subproductos y un muy bajo precio relativo en los primeros 70 años del siglo anterior, conformaron una estructura productiva mundial basada en ese insumo. Además su precio rige el de todas las fuentes energéticas que terminan alineándose con el petróleo.

En los primeros 70 años del siglo XX se consolidó el grueso de la producción de bienes y la infraes-tructura hoy existente. Si tomamos el sub-periodo 1950-70, el más interesante desde el punto de vista del crecimiento de la estructura productiva, el valor promedio actualizado (a precios del año 2013) fue de U$S 14,56. Sólo basta compararlo con el precio promedio del año 2011 (también a valores del 2013) de U$S 115,22 para tener una idea del bajísimo costo que imperó para ese vital insumo.

Con la rentabilidad que generaba, como producto o como insumo, no había duda alguna respecto a su uso indiscriminado. Sin embargo, tal como sucedió en tantos otros temas, decisiones “racionales” a nivel microeconómico acumuladas durante décadas terminaron por definir una macroeconomía que no tuvo en cuenta elementos cruciales tales como el agotamiento de las fuentes convencionales de energía fósil no renovable y la contaminación de la atmósfera.
Los bajísimos precios imperantes hasta inicios de los ´70 abonaron el terreno para un “golpe de mercado”. El embargo petrolero de Octubre de 1973 cuadruplicó los valores nominales. En 1979, una nueva crisis del petróleo volvió a elevar los precios. Los valores nominales entre 1970 y 1980 se multi-plicaron 20 veces. Sin embargo a valores reales del año 2013, crecieron 10 veces.

Los valores reales alcanzados fueron altísimos y desató una vorágine de avances tecnológicos para racionalizar el consumo de energía: automóviles pequeños con motores de alto rendimiento, cambios en la construcción orientados a preservar el calor, equipos de ciclo combinado en generación térmica, ma-yor eficiencia de electrodomésticos en base a la electrónica, y cientos de similares.
Y el descenso de precios fue notable. Casi dos décadas después, en 1998, el precio en valores reales era sólo de una sexta parte del que había alcanzado en 1980 y sólo un 25 % superior respecto de aquel bajísimo valor de las décadas de los años cincuenta y sesenta.

A partir de allí comenzaron a pesar factores estructurales. Habían pasado muchas décadas de uso indiscriminado de una fuente no renovable y apareció el fantasma del agotamiento. El deterioro del pre-cio del petróleo entre 1980 y 1998 se recuperó en los 10 años posteriores. En el año 2008 el nivel a valo-res reales sobrepasaba levemente aquel altísimo nivel de 1980. En el mes de julio del 2008 llegó en promedio nominal a U$S 133,90 con picos diarios que llegaron a U$S 147,0, debido a la conflictividad en las áreas petroleras de Medio Oriente.

Luego una importante caída en el año 2009 respecto al año anterior (-36,6% a moneda constante) debido al impacto de la crisis financiera mundial, volvió a recuperarse y superó incluso el promedio del año 2008. En el año 2011 alcanza su mayor precio histórico en términos reales. Luego, un leve descenso del precio nominal y el efecto de la inflación mundial hicieron posible una reducción a precios constan-tes, que en 2013 fue de sólo 6,0 % menor respecto de 2011. Seguía siendo un precio muy alto en la serie histórica.
Con este marco de precios se realizaron proyecciones económicas y geopolíticas que nos hablaban del fin de la era del petróleo barato. Ese contexto de altos precios del petróleo, contribuyó a regenerar condiciones que recuerdan la “guerra fría” aunque bajo otras formas. Los periodistas ahora le llaman “guerra híbrida”.

Guerras convencionales localizadas, repunte de los gastos militares en el mundo, lucha soterrada por el control de las vías de transporte de los insumos energéticos, sanciones comerciales a Rusia, en-frentamientos por el control de nuevas vías: el Ártico y canales interoceánicos, nuevas alianzas energéti-cas (China-Rusia), y la supremacía por el control cibernético.
También decisiones muy fuertes en América Latina. Los casos más notorios son los de Brasil, México y Argentina. En nuestro país se destacan, el control accionario de YPF por parte del Estado, el desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta y una nueva ley petrolera para posibilitar inversiones en esa área. Y además la participación activa de Rusia y China en los recursos de América Latina.

Pero todo este panorama tiende a modificarse desde fines de Junio de 2014. Al 26/12/14, el tipo Brent registraba un valor de U$S 59,35 con un -46,9 % de caída respecto a la media del mes de Junio de 2014 que fue de U$S 111,87. Esto ha producido un verdadero “terremoto” en sectores, países y merca-dos específicos. Y todo el contexto anterior, creado por los altos precios relativos, queda entre parénte-sis.
Dado los antecedentes históricos de alta volatilidad, puede pensarse que la baja es sólo coyuntural. Sin embargo, la decisión de la OPEP de no limitar la producción, nos advierte de una perspectiva de mediano plazo en esta dirección. En esta evaluación coinciden tanto consultoras privadas como el FMI. Entre nosotros, el Presidente de YPF, nos habla de una “tormenta de afuera”, referida al precio del petró-leo para el próximo año que debería superarse con políticas acertadas.
Los altos niveles en el precio real del petróleo entre los años 1998 a 2013 había abierto la posibili-dad de explorar nuevas técnicas. Esto hizo posible sumar al petróleo extraído de manera convencional, técnicas no convencionales como el “fracking”, crudos de mayor densidad como los de Venezuela y aquellos que se encuentran en aguas profundas.

Lo más importante fue el método del “fracking”, es decir, por medio de la fracturación de capas geológicas de esquistos bituminosos, que convierte a casi todos los países del mundo en potencialmente autoabastecidos e incluso exportadores. Entre nosotros, el yacimiento de Vaca Muerta.
Esta técnica, en su área de mayor desarrollo (Estados Unidos), hizo posible incrementar su produc-ción. Pero su motivación no fue la de aumentar la oferta mundial sino garantizar, por razones de defensa nacional, el autoabastecimiento.
El desarrollo de la técnica del “fracking” en otros países, (Argentina p.ej.), también tiene objetivos diferentes al aumento de la oferta mundial. Debido al fuerte déficit comercial en el rubro energía, se orienta hacia el ahorro de divisas ya que el alto precio relativo hacía viable el acceso a fuentes no con-vencionales de alto costo.

El aumento de la producción de petróleo no convencional, por factores de seguridad y/o de ahorro de divisas, afectaría a los exportadores tradicionales por pérdida de mercados. El riesgo de perder el con-trol de la oferta en un mercado tan crítico, hace posible apuntar al “talón de Aquiles” del petróleo de esquistos y los de difícil acceso: su alto costo de extracción que al menos duplica el costo promedio del petróleo convencional.
Con sólo hacer descender el precio por debajo de límites infranqueables para el “fracking” (estima-do en U$S70-80 el barril) es suficiente para detener su avance por resultar económicamente inviable. Y el objetivo es eliminar del mercado a los productores que necesitan un alto precio para hacer rentables sus inversiones.

Los cambios dibujan un nuevo mapa mundial por sus efectos económicos y geopolíticos. A nivel macro, sobresale el efecto diferencial sobre países y regiones. Un neto beneficiario de la caída de precios del petróleo es EE.UU. debido a que padece de una verdadera “bulimia” energética: un país que con el 4,4 % de la población mundial, absorbe el 17,8 % de todas las fuentes de energía primaria del mundo.
El efecto contrapuesto se localiza en algunos de los países exportadores de petróleo. No se trata só-lo de su balance comercial energético neto, o de una cuestión de rentabilidad empresaria. El problema se vuelve dramático en países exportadores donde la explotación y comercialización del petróleo es el so-porte de todo el andamiaje macroeconómico ya que sustenta sus flujos fiscales y cambiarios. Los casos más notables son los de Venezuela y de la Federación Rusa
Otros países afectados por similares procesos son Irán, México, Nigeria, Malasia, Noruega, etc. En general son países exportadores netos ya que los importadores netos se benefician.
El marco internacional actual también exige una lectura geopolítica. Es muy sugerente que el prin-cipal beneficiario de estas condiciones resulte EE.UU. y los países más afectados son los que histórica-mente se han enfrentado a su política exterior.
Los observadores de política internacional que “bucean bajo el agua”, piensan, que aunque la baja en el precio tiene factores objetivos muy definidos (estrategia de Arabia Saudita basada en la heteroge-neidad de costos de producción, en un escenario de sobreoferta), no puede descartarse un “guiño” de Estados Unidos para concretarla.
También las condiciones históricas y las perspectivas futuras de Argentina que fueron planteadas hasta mediados del 2014, se han visto conmovidas.

Argentina, en materia petrolera está acotada entre dos elementos básicos, sobre los que debemos analizar los efectos. Por un lado arrastra un serio déficit energético en su balance comercial. Por el otro cuenta con el yacimiento de Vaca Muerta cuyo potencial, desarrollado por métodos de “fracking”, había puesto a nuestro país en la primera fila del escenario petrolero mundial. Aunque de segundo orden, tam-bién tiene efectos sobre las condiciones financieras y bursátiles y sobre el precio de los combustibles en la etapa del consumidor.

Resulta muy complejo definir un resultado neto para Argentina de esta sumatoria de efectos positi-vos y negativos. En gran parte, porque no sólo depende de una medición objetiva del impacto neto, sino de la forma que se encarará esta problemática a fin de usufructuar de los factores favorables y de blo-quear los perjudiciales para convertir en positivo el resultado neto.

Bajo ese punto de vista, el principal problema surge de la ausencia de propuestas concretas acerca de cómo enfrentar estos cambios. Se trata de un contexto donde los elementos centrales que marcaron las condiciones de la década anterior se están modificando de manera abrupta. En particular, el problema de los precios internacionales, que ahora abarca a toda la gama de commodities. Para el caso argentino, los granos, la energía y el oro. El “viento de cola” está mutando a “viento de frente”, y las propuestas, tanto oficiales como de la oposición (a sólo un año del recambio) se realizan al margen de estas modificacio-nes del contexto.

Es por eso que nos interesa, más que la búsqueda de una supuesta verdad, realizar aportes para el debate de estos temas. No habrá soluciones efectivas mientras no se tome real conciencia de los obstácu-los. Los psicólogos dicen que cuando los pacientes logran verbalizar sus problemas más profundos, ya comenzaron el camino hacia su recuperación.